La facturación de las salas aragonesas apenas superó los 31'79 millones de euros en un ejercicio sin actividad en la mitad de marzo, abril, mayo y sin apenas actividad en noviembre.
El juego del bingo ordinario en Aragón quedó atrapado por el demoledor efecto del confinamiento y posteriormente por las restricciones aplicadas en razón de la pandemia que determinaron limitaciones de aforo, horarias y también cierre imperativo de los establecimientos.
El balance absoluto del ejercicio arroja un demoledor descenso en ventas del -56'86%, que es todavía más acusado si no incluyéramos enero y febrero que se desarrollaron con la normalidad preCovid porque en tal caso el negativo se asoma al -67'75%.
Un ejercicio desmoralizador que ha agravado más si cabe la difícil situación del sector sometido a una fuerte presión fiscal que apenas será mejorada un tanto a partir del próximo mes de abril con un tipo fiscal que evoluciona hacia el 35'5% del valor facial de los cartones vendidos y retorno a premios del 63 al 66% del valor facial de los cartones vendidos. Además, es creada a variante BES (bingo electrónico de sala) que tributará al 30% sobre el 35'5% de la cantidad jugada.
La edición de la revista Joc Privat de Febrero (JP343) ofrece un exhaustivo análisis de la evolución del bingo tradicional en la comunidad aragonesa en el año 2020.